En Chile llegar a viejo es un drama, pensiones de hambre por un sistema perverso creado, para el enriquecimiento de los dueños de las AFP, que amasan fortunas a costa de las cotizaciones de todos los trabajadores. Son los últimos y peores años de vida de los viejos humillados.
La humillación es un acto que denigra pública y personalmente a un ser humano, es un atropello a sus DDHH, a su cultura, a su dignidad, su pensamiento, su nivel económico, sus conocimientos. Es una tortura pasiva que viola los derechos de los ancianos, un acoso vil y violento a su miserable vida.
Lo peor que le puede suceder a un anciano es enfermarse. Debe madrugar para ir a un Consultorio a sacar número para que lo vea un médico. Si lo derivan a un Hospital, hay que llegar temprano para obtener un cupo de atención con especialista. Si uno está limitado físicamente, es un suplicio andar buscando salud.
Los viejos deberíamos tener atención preferencial, no ingresar a odiosas listas de espera para tener acceso a exámenes o una intervención quirúrgica, nuestra vida no puede esperar. Lamentablemente, muchos mueren en el intento de encontrar cura o tratamiento a sus males. Con medicamentos caros que generalmente no da el sistema, la situación se hace insoportable.
Un viejo no puede vivir con menos de $ 300.000 mensuales, ingreso que le permitiría pagar serviciós básicos, medicamentos y medio comer. La mayoría gana menos de $ 150.000 (En mi caso, percibo $ 141.000), condenados a la miseria, a una vida de pobreza dolorosa, humillante y cruel. Condenados al no poder adquirir recetas médicas porque son caras, no queda mas que esperar bien morir.
cc/ Sebastián Piñera E,
Gobierno de Chile.
Senado de Chile.
Cámara de Diputados de Chile.
Lo peor que le puede suceder a un anciano es enfermarse. Debe madrugar para ir a un Consultorio a sacar número para que lo vea un médico. Si lo derivan a un Hospital, hay que llegar temprano para obtener un cupo de atención con especialista. Si uno está limitado físicamente, es un suplicio andar buscando salud.
Los viejos deberíamos tener atención preferencial, no ingresar a odiosas listas de espera para tener acceso a exámenes o una intervención quirúrgica, nuestra vida no puede esperar. Lamentablemente, muchos mueren en el intento de encontrar cura o tratamiento a sus males. Con medicamentos caros que generalmente no da el sistema, la situación se hace insoportable.
Un viejo no puede vivir con menos de $ 300.000 mensuales, ingreso que le permitiría pagar serviciós básicos, medicamentos y medio comer. La mayoría gana menos de $ 150.000 (En mi caso, percibo $ 141.000), condenados a la miseria, a una vida de pobreza dolorosa, humillante y cruel. Condenados al no poder adquirir recetas médicas porque son caras, no queda mas que esperar bien morir.
cc/ Sebastián Piñera E,
Gobierno de Chile.
Senado de Chile.
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