La vida va y viene,
es nuestro camino
que comienza en la
preñez de la madre.
La existencia puede
ser corta o extensa,
no depende de nosotros
sino de la divinidad.
Según pasan los años
vamos aprendiendo
de la ciencia humana,
y de nuestra experiencia.
Formamos familia
y vemos crecer hijos,
después los nietos
nos dan nueva vitalidad.
Pero, llega la hora
del adiós, nadie escapa
a esta ley, es el ocaso,
el final del camino.
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