en estos 76 años, solo
se lo que se por los libros,
de esas librerías de viejos.
Tomos de hojas amarillas

tesoros de incalculable
conocimiento y ciencia.
Fieles compañeros de
esa etapa de enseñanza,
en busca de la sabiduría
para aprender y contar.
Vacaciones que dedicaba
a la lectura, aprovechando
ese tiempo libre del estío:
una siesta, la playa y leer.
Época que teníamos para
conocer, los libros eran
una grata compañía, una
valiosa ventana al mundo.
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