Días y momentos que no volverán.
Sabiéndote cerca, eras el sino
soñado que acompañaba mi camino.
En las noches espero por ti
para acariciar tu rostro suave
y besar tus labios con frenesí.
En mi desterrada soledad
me acompaña el trino de las aves,
en la magia celeste de la noche
tu figura es paz ¡qué duda cabe!
Espero encontrarte en
la tierra del Nunca Jamás,
para besar tus labios y penetrar,
a través de ellos, a tu intimidad.
No era amor, pero era amor,
de tiempos de silencio,
eras dueña de mis sueños.
No me alcanzará la vida
para dejar de pensar en ti.
Una tarde gris, sin mediar palabras
ni promesas, un beso en los labios
selló el amor, el tuyo y el mío.
Tu imagen me acompaña,
contigo tengo dulces sensaciones,
no he dejado de amarte,
eres el fin de mis tentaciones.
Te recuerdo tal cual eras,
luz azul del crepúsculo
de la última vez que te vi,
tu mirada ardía de pasión
aquella tarde de otoño gris,
a pesar de tus besos
fue la separación definitiva.
Amor inconcluso, jamás olvidado.
No me alcanza el tiempo
para dejar de pensar en ti.
La vida no nos permitió el amor,
nos negó el derecho a la felicidad,
¡cómo quisiera regresar al pasado!
a la magia de tus ojos.
Eres bálsamo en el ocaso,
afecto que suaviza la soledad,
tu vida, tus sueños están en mi,
en permanente comunión espiritual,
esperando el definitivo encuentro universal.